Yo como médica, comunicadora y mujer inquieta y curiosa he tenido la oportunidad de acceder a conocimientos y experiencias que hoy he querido comenzar a compartir con mujeres evap.
Lo he hecho tras este período de confinamiento que me ha permitido reflexionar que lo que estamos viviendo es la resistencia a cambiar o dicho de otro modo los coletazos de un modelo que no quiere dejar de DOMINAR y CONTROLAR. Y que esto ha sido solo una punta de un iceberg al que no queremos mirar porque nos asusta.
Hace tiempo que muchas voces hablan de la necesidad de realizar un cambio de modelo pero la realidad es que no parece que hayamos avanzado mucho en ello. Nuevos descubrimientos y nuevos fenómenos y sucesivas crisis han ido poniendo sobre la mesa los efectos indeseables del modelo dominante sobre la economía, las personas, las ciencias, la salud o el medioambiente y son expresión practica y palpable de un paradigma que considera al ser humano como una máquina y a la tierra como una propiedad explotable.
En 1986 el físico Frijot Capra en su libro “El punto crucial” ya decía que estábamos a las puertas de una nueva Revolución Científica producto de un cambio de paradigmas y el consecuente macrocambio social. La conexión existente entre los mundos biológicos, sociales, psicológicos y ambientales no podían ser explicados por la concepción cartesiana ya que necesitan de un enfoque que incorpore una visión orgánica o sistémica.
Vivimos hace muchos siglos, desde el neolítico, en un mundo dominado por el patriarcado cuya esencia es la dominación y el control, no solo de las mujeres, y que se deshumanizó por completo con la llegada del paradigma mecanicista/cartesiano o reduccionista que nos asimiló a la máquina y a la producción como único modo de realización. Las personas pasamos a ser recursos y todo desde la educación a la salud se impregno de ese paradigma.
Como sociedad hemos de pasar de la visión mecanicista imperante desde hace más de 200 años a otra de carácter holístico y ecológico que emerge de la Teoría General de Sistemas del biólogo Ludwig Von Bertalanffy. Dicha teoría nace en 1940 como un marco teórico y práctico de las ciencias naturales y sociales para explicar fenómenos biológicos que la ciencia no podía explicar con el modelo reduccionista de la ciencia de su tiempo.
En el taller de hoy hemos revisado esa evolución de paradigmas y he querido mostrar que necesitamos evolucionar hacia un modelo que podríamos llamar sistémico, holístico o ecológico. Esta nueva mirada se fundamenta en que ningún sistema vivo se puede dividir en partes separadas y que todas las partes están en interrelación entre ellas y con su entorno. Parte de que los fenómenos físicos, químicos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales están interrelacionados y por tanto se afectan mutuamente. Esto cambia todos nuestros pensamientos, valores, y acciones y pone en valor el aporte femenino como una de las variables fundamentales del cambio que viene.
Decía Capra ya hace más de 30 años que “La crisis con que hoy nos enfrentamos no es una crisis cualquiera sino una de las grandes fases de transición que surgen de forma periódica en la historia de la humanidad” y no parecimos escucharle ni leerle nadie. Y Erwin Laszlo en 2009 dijo “cambiar ha dejado de ser mera teoría, es un imperativo para nuestra supervivencia”.
Hoy hemos compartido dar ese primer paso necesario para iniciar un cambio: conocer en que paradigma estamos y en que fase del macrocambio nos encontramos. Estamos en un modelo reduccionista y en fase de resolución, tras la cual existe una clara bifurcación hacia el colapso o hacia el avance. Y eso es lo que debemos decidir con nuestras acciones.
Entender las claves del nuevo paradigma sistémico y hacernos conscientes de nuestro papel en este momento. Las mujeres como colectivo, desde el neolítico, hemos sido consideradas una propiedad y desde entonces hasta hoy seguimos siendo “las amas de las llaves del patriarcado” porque hasta cuando nos parece haber conquistado algo, seguimos siendo las mantenedoras de un sistema basado en la dominación y el control, en lugar de promover otro basado en la confianza y el respeto.
Finalmente, concluimos que el objetivo que perseguimos es ser felices. Y eso no es cuestión de cosas materiales, ni confrontaciones, y que mientras exista la injusticia, la desigualdad y el sufrimiento nadie puede serlo. Así que, nuestro primer paso después de saber “lo que hay” será mejorar como personas y compartir ese viaje con otras. Hacerlo a través de la creación de grupos porque solas no podemos hacerlo. Queremos crear espacios de tejer relaciones personales donde crecer como personas y llenarnos de coraje para salir a trasformar nuestros entornos. Volveremos la mirada a aquellas mujeres que juntas tejían redes para que con ellas se obtuviese la comida del grupo.
Terminé mi discurso de premiada en 2018 diciendo que: “hoy, es el primer día del resto de nuestra vida y todo lo anterior, todo lo conseguido, lo que nos permite dar el siguiente paso. Y sé, que lo daremos JUNTAS” Hoy, en esta situación de incertidumbre, sentí con vosotras que ha llegado el momento de que empecemos a dar juntas ese paso hacia un cambio, sabiendo que nos va a costar pero que juntas lo conseguiremos.
Las mujeres somos como perlas que cuando las unes creas collares valiosos y al mirar a través del circulo que forman, se abren ventanas de esperanza donde vislumbrar una tierra donde cabemos todos y que si nos falta alguien estaremos incompletos porque desde el valor único de cada uno en relación con el otro, se construye el bien común y la felicidad personal.