El pasado viernes tuvimos el taller “Emociones Positivas, Palabras Positivas”.
El propósito central del taller fue conocer que, aunque diferenciamos entre emociones negativas y positivas, todas son necesarias ya que todas se manifiestan como una respuesta corporal y de acción ante aquello que nos sucede. Generalmente llamamos emociones positivas aquellas que nos aportan bienestar, aquellas en las que nos gusta estar y permanecer.
Gestionar de forma eficiente nuestras emociones requiere de reconocerlas, nombrarlas, observar dónde las sentimos en nuestro cuerpo y ver cuál es la información que nos dan. La información que nos dan las emociones que sentimos está relacionada con nuestra historia, con cómo observamos aquello que nos ha pasado desde nuestras creencias, nuestros límites, nuestra cultura y nuestra mirada.
Cada historia que nos contamos sobre lo que nos sucede tiene una historia subyacente, un relato propio que hace nuestra forma particular de observar aquello que nos ha sucedido.
Pues bien, para reconocer, nombrar y verbalizar nuestras emociones utilizamos las palabras.
Cómo hablamos, las palabras que cada día utilizamos, aquellas frases más recurrentes en nuestro día a día conforman cómo nos sentimos, qué hacemos y qué dejamos de hacer, cómo nos comportamos…
Utilizando una metáfora nos planteamos la siguiente cuestión:
“Tienes ante ti dos manzanas. La primera está arrugada, medio podrida. La segunda está tersa, jugosa, prieta. ¿Cuál de las dos te comerías?”
Cada día podemos elegir si queremos alimentarnos de palabras “nutritivas”, aquellas que nos dan energía, vitalidad, ganas de actuar y afrontar retos, o de palabras “basura”, aquellas que nos pueden dar un chute de energía momentáneo, pero no que nos aportan más que sufrimiento, rabia, resentimientos, bloqueos, etc.
Algunas de las palabras “nutritivas” de las hablamos en el taller fueron:
- Gratitud. La expresión de las cosas buenas que nos suceden. Ser conscientes de la gratitud es no dar las cosas buenas que nos suceden siempre por hechas. Poder asombrarnos y apreciar la vida.
- Perdón. La capacidad de reparar el daño que nos han hecho o que hemos causado en otros. Perdonar nos permite pasar página, dejar el rencor y seguir adelante. El perdón nos protege del resentimiento y nos libera.
- Admiración. Maravillarse ante alguien o ante algo es como el motor de la existencia. Es una fuerza irresistible que nos hace sentir una consideración especial por aquel o aquello que admiramos. Una mezcla de atracción y de devoción que nos incita a imitar a quien admiramos.
- Curiosidad. La búsqueda de lo desconocido, el descubrimiento, la atracción por el cambio. El motor del aprendizaje.
- Dignidad. El derecho a poner nuestros límites y que los demás y nosotras mismas los respetemos. La dignidad está directamente relacionada con decir “NO”, expresar de forma asertiva aquello que no queremos, sin hacer daño al otro y desde el respeto hacia una misma.
- Aceptación. No negarnos ni resignarnos a aquello que nos está sucediendo. Aceptar es tomar aquello que se nos ofrece sin luchar contra la situación, sino haciendo frente de forma proactiva.
- Amor. Cuidado del otro como legítimo otro desde el compromiso y la intimidad.
En el taller hablamos y nos preguntamos sobre estas palabras y vimos algunos hábitos o acciones que podemos incorporar a nuestro día a día para reconocer cuáles son para cada una nuestras propias palabras positivas.
Estos son algunos tips que vimos sobre cómo reconocer y “habitar” nuevas palabras positivas en nuestra vida:
- Hacer una lista con aquellas palabras que observes que te acompañan en tu lenguaje diario y chequéarla una vez a la semana. Incorporar una nueva palabra positiva y eliminar una palabra que no te sirva cada vez que hagas el chequeo.
- Cada mañana al levantarte decidir qué palabra vas a honrar y vas a llevar a la práctica. Pueden ser frases tan sencillas como “Gracias”, “Por favor” “No voy a juzgar” “Sonrisa” “Me perdono”, “Escuchar en silencio”.
- Cada noche al acostarte agradecerte a ti, a otra persona y a la vida las cosas buenas que te hayan sucedido.
“Cuida tus palabras y ellas cuidarán de ti” Luis Castellano
Gracias por vuestra asistencia y vuestra lectura, un abrazo.
Firmado:
Inma Marco Andrés