La confianza es un juicio de posibilidad. Cuando confiamos tenemos la capacidad de actuar en interrelación con los demás. Confiar nos abre la posibilidad de coordinar acciones.
Aunque el juicio de confianza es una generalización, siempre se articula en un determinado dominio en el que podemos intervenir.
Por otra parte, el juicio de confianza tiene tres elementos clave: la competencia, la credibilidad y la sinceridad.
Puedo confiar en un colaborador porque es competente en sus capacidades para realizar su trabajo; sin embargo, puedo juzgar que le falta sinceridad porque no cumple las promesas que realiza y esto daña su credibilidad.
La confianza se genera desde un estado emocional, va desde dentro hacia afuera, como las olas del mar, extendiéndose:
- A una misma
- A nuestras relaciones
- A las organizaciones
- A los mercados
- A la sociedad
La confianza en una misma se basa en la credibilidad. Juzgarnos creíbles depende de nuestro carácter y de nuestra competencia. Para ello, es importante trabajar nuestra credibilidad cuidándola como si fuera un árbol, donde las raíces serán nuestra integridad, nuestros valores, el tronco serían nuestras intenciones y motivaciones, las ramas serían nuestras capacidades y competencias y los frutos nuestros resultados.
Vivir desde la integridad, alinear nuestras intenciones buscando el beneficio mutuo, trabajar en nuestras capacidades y conseguir resultados nos ayudará a fomentar nuestra credibilidad, el principio básico con el que construiremos nuestra confianza.
La confianza en nuestras relaciones se basa en la coherencia. La coherencia es hacer aquello que decimos y ser congruentes con nuestros valores. Para Stephen M.R. Covey, en su libro “La velocidad de la confianza” expone trece conductas que podemos desarrollar y nos ayudarán a conseguir confianza en nuestras relaciones:
- Ser honesto. Decir la verdad y hablar con un lenguaje sencillo
- Mostrar respeto e interés genuino por los demás
- Crear transparencia, ser abiertos y francos, no esconder información
- Corregir nuestros errores en cuanto sea posible, disculparnos y reparar
- Mostrar lealtad, reconocer las contribuciones de los demás y hablar de mejoras en privado.
- Obtener resultados, cumplir las promesas y no poner excusas por incumplimientos
- Mejorar de forma continua, ser aprendices y no dar nuestras capacidades por sentadas.
- Afrontar los asuntos delicados directamente, sin eludir responsabilidades, con valentía
- Clarificar expectativas, comunicarlas, discutirlas y compartirlas
- Practicar la rendición de cuentas, no eludir las responsabilidades
- Escuchar, escuchar, escuchar. No dar por sentado que conoces a los demás
- Cumplir los compromisos asumidos
- Extender la confianza. Mantenerse dispuesta a confiar.
Extender la confianza en las organizaciones es estar alineados. Que la credibilidad, los valores y la coherencia se extiendan en los sistemas y las estructuras organizativas.
La confianza en los mercados está basada en la reputación. Cuál es mi marca personal, si me recomiendan, con qué valores me identifican mis clientes entre otros son los elementos que harán que confíen o no confíen en los productos y servicios que les ofrezco.
La confianza en la sociedad está basada en la contribución. Crear conciencia social y actuar desde la ética y la responsabilidad para contribuir desde la intención de hacer el bien en aquellos ámbitos que puedo aportar valor.
Confiar también es una actitud, una decisión, “Confía en ti, y sabrás como vivir” (Johann Wolfgang Von Goethe).