El viernes 21 de febrero, tras emocionarnos con la celebración del
Equal Pay Day, en la que nos congregamos mucha gente, muchas amigas y amigos, así como otras personas que no lo eran y ya lo son, seguimos emocionándonos con
Teresa Busto del Castillo en el encuentro que, desde el Comité de formación, EVAP organizó a continuación.
Nos emocionamos, nos inspiramos, nos transformamos. Teresa ha sido la alquimista de esa trasformación de un grupo de mujeres fuertes, inspiradoras, con ganas de cambiar el mundo. Teresa fue la chispa que nos hizo vibrar a todas a la vez y en una misma onda, cogiendo nuevo ritmo, un ritmo más intenso, más armonioso también, hacia ese trabajo en común de liderar el cambio hacia una mayor presencia de las mujeres en puestos de liderazgo. Mujeres que ayudamos a otras mujeres en ese proceso, y que aportamos así nuestro cambio en el mundo.
Teresa es hija, madre, esposa, mujer y “trabajadora del metal”. Ella se define así. Primero como hija, pues su madre ha jugado y juega un papel fundamental en su visión del mundo, y de cómo aportar a un cambio positivo. Su madre nunca le dijo que no podía, sino todo lo contrario; la impulsó a poder, a hacer y decidir lo que quería estudiar, dónde quería trabajar y cómo definir su vida. Su madre tuvo la fuerza de alimentar física y emocionalmente a tres hijas maravillosas que nunca se conformaron, que fueron y son disruptivas. Así son ellas.
Esta trabajadora del metal dirige la factoría Airbus en Illescas. Más de 1.500 personas trabajan con ella. Fue el único puesto que le ofrecieron, comenta Teresa; todos los demás, los solicitó ella. Luchó por ellos. Lleva 35 años en Airbus. Además, es docente en diversas universidades y escuelas de negocio y es una mujer muy premiada, 6 premios en 3 años: a la mejor trayectoria profesional en el sector aeronáutico, a la mejor directiva de Castilla La Mancha, el premio Yo Dona, el Premio EVAP a la Diversidad 2019, y el Premio Top 100, que distingue a las mujeres más influyentes de España.
Teresa decidió trabajar en esta empresa. Sí lo decidió, un día que, pasando por el exterior de las instalaciones, se quedó maravillada con el avión que vio. No ha estudiado ingeniería aeronáutica sino industrial, pero no le importó. Su emoción y su intuición le dijeron que debía de trabajar allí, en Airbus no podían perderse a Teresa Busto. Y mandó su curriculum vitae. No la llamaron. Y durante cuatro meses, llamó y llamó, hasta quinientas veces. Al final, le respondieron y le dieron una entrevista en la cual le preguntaron qué sabía ella de ordenadores, de fibra de carbono o de componentes aeronáuticos. “No sé nada”, dijo ella, “pero quiero saber cuántos empleados tienen, cuál es la filosofía de la empresa, qué objetivos”, etc.
En definitiva, eran muchas preguntas por su parte, fue ella quien acabó haciendo en la entrevista. Se fue pensando que no la llamarían nunca y, al poco tiempo, lo hicieron. Ella cuenta cómo se sorprendió, porque no sabía nada de todo lo que le preguntaron, pero la contrataron por ser honesta, por decir la verdad, por tener ganas de aprender y descubrir, y porque la motivación, la pasión, la seguridad y la energía fueron la combinación perfecta. Es esa misma combinación la que le ha llevado dónde está ahora, y dónde, sin lugar a duda, seguirá impulsando cada una de las facetas de su vida. Teresa es el resultado de la combinación perfecta de emoción, pasión, motivación, y energía, junto con trabajo, humildad, esfuerzo y constancia.
Otra clave en su vida radica en que ni se conforma ni se resigna. No existen “es ques”, sino “ya está”. Cuando no le gusta algo, lo cambia desde la positividad y no desde el victimismo, y menos, desde la resignación. Nos cuenta que no había aseos para mujeres cuando llegó a Airbus. Hoy en día el 50% de los puestos de dirección en Airbus está ocupado por mujeres. Es presidenta y fundadora de EVA (abreviatura de “Ellas Vuelan Alto”), asociación nacional cuyos objetivos consisten en dar visibilidad a las mujeres de este sector y trabajar por la igualdad de género.
Desde 2008, también es presidenta de la “Women Network” de Airbus España que cuenta con 516 personas, y como ella comenta, se postuló como la candidata ideal para el puesto. Teresa está convencida de que muchas trabas nos las ponemos nosotras. Enfatiza en la necesidad de que nos formemos en liderazgo, como mujeres líderes y referencias para otras mujeres, y que ayudemos a otras mujeres en sus procesos de crecimiento y reconocimiento en cualquier ámbito.
Teresa también se presentó candidata para dirigir el proyecto del AIRBUS 350 en Toulouse. Durante cinco años, estuvo entre Toulouse y Madrid. Su familia la apoyó desde el principio, su marido especialmente. Lideró este proyecto y fue un éxito, y Teresa nos contaba cómo el trabajo en equipos paritarios entre hombres y mujeres fue una de las claves del mismo. Los equipos contaban con cerebros y emociones compatibles y complementarias que enriquecieron el proyecto y dieron a luz el avión nuevo.
Tras Toulouse, le ofrecen la dirección de la fábrica de Illescas. Es el primer puesto que le ofrecen y que no busca ella. Le da miedo lo desconocido, un taller, una fábrica, nada de ingenierías ni proyectos, ni diseños. Una trabajadora del metal. Lo primero que hizo fue saludar uno por uno, una por una, a las 1500 personas que trabajaban en la fábrica, en tres turnos, mañana, tarde y noche. Paso del “es que…”, de ponerse excusas para no afrontar este nuevo reto, no buscado por ella, y que no controlaba y desconocía, al “ya está”. Teresa nos dice que esto de tener miedo a lo desconocido y por ello, no controlado, es algo que las mujeres, en general. Les explicó a cada una de esas 1000 personas cuáles eran sus valores y su forma de trabajar, de ser, de sentir y de pensar. Les trasladó ese coctel de emoción, motivación, pasión y esfuerzo. Aderezado con humildad, trabajo, y presencia. Infalible. Trasladó su despacho, de la planta noble a la fábrica, ¡o sea un despacho de más de 35.000m2! Es plenamente consciente y nos hace serlo a nosotras, desde la primera hasta la última, mirándonos con esos ojos claros, sinceros, honestos, de que el liderazgo lleva implícito una gran responsabilidad. Teresa es la referencia para cada una de esas más de mil personas a quienes saludó el primer dia y con quien convive cada día.
Lo mismo hizo con el equipo de directivos, entonces todos hombres. Se sentó con ellos y les explicó sus valores. “No vale todo para entregar las piezas a punto, para ensamblarlas”, les dijo. Hay que hacerlo desde los valores, desde la motivación, desde la pasión y desde el equipo. No vale cualquier cosa, hay que dirigir desde el ejemplo, y a quien no le gustaba, le invitó a irse o éste se iba por si mismo. Claridad sobre todas las cosas. Sinceridad. Honestidad. Y para explicar todo esto, utiliza fábulas, cuentos, que nos trasladó. Fuimos muy afortunadas de escucharlos porque no están escritos, de hecho ¡¡le animamos a que los publicase!!
Hoy, el 50% del equipo de dirección está compuesto por mujeres. No es ni mejor ni peor, comenta Teresa, pero la realidad es que la factoría de Illescas presenta mejores ratios que el resto, incluso dos puntos por debajo en absentismo laboral, por ejemplo. Teresa nos comenta que el “dream team” es un 50-50; nosotras somos mejores en formar equipos, en estrategia, en ver más allá, en mover y dinamizar, cambiar; mientras que ellos, lo son en centrase y conseguir objetivos. Está convencida de que todas, desde cada uno de nuestros puestos y entornos, tenemos la obligación, la responsabilidad de ayudar a más mujeres en crecer y llegar a puestos directivos, pero no podemos hacerlo solas.
Teresa Busto del Castillo es una alquimista de la emoción y de la acción, una luchadora por lo que cree y en lo que cree, una mujer solidaria que ha venido a Valencia para estar con un grupo de mujeres de EVAP. Vino porque reunirse con las mujeres EVAP era su compromiso. Teresa es una mujer que cumple sus compromisos. Nos ha inspirado, enriquecido y ayudado a ver más allá. Somos todas “ya está” que nunca. Y cada día, trataremos de ayudar a otras y a otros a serlo también. ¡¡¡Mil Gracias Teresa!!!