Claves para alinear tu parte emocional y tu parte racional.
Tener la capacidad de reconocer y controlar nuestras emociones, saber manejas las emociones de los demás y contar con una amplia gama de habilidades sociales, para relacionarnos positivamente en cualquier escenario social, eso es inteligencia emocional.
Cuando somos conscientes de nuestras emociones, sabemos que estas nos acompañan y que también acompañan a los demás cuando nos relacionamos.
Estar concienciado de nuestras emociones nos da la capacidad de darnos cuenta de ellas mientras están haciendo acto de presencia. Saber que tipo de emociones tengo (si es una emoción positiva o negativa y en que intensidad la noto) me dará la ventaja de poder anticiparme, y decidir que quiero hacer en ese momento, con el fin de escoger la repuesta emocional que sea más hábil en esa situación social.
Ya sea en nuestra vida personal o en nuestro trabajo, la inteligencia emocional nos ayuda a influir positivamente en los demás y esto nos hace que disfrutemos más intensamente de las relaciones interpersonales, al mismo tiempo que nos hace más competentes socialmente.
Las personas que tienen más inteligencia emocional puntúan más alto en liderazgo y popularidad.
¿Qué áreas implica la inteligencia emocional?
- La capacidad para reconocer y controlar nuestras emociones.
- La empatía. Capacidad de ponerse en el lugar del otro, es decir, saber lo que el otro está sintiendo y trasmitirle comprensión.
- Automotivación. Poner mis emociones al servicio de mis metas.
- Habilidades sociales y capacidad asertiva.
El entorno laboral es un complejo escenario social, en el que las relaciones con los demás son clave si queremos potenciar y mejorar la calidad de nuestras funciones laborales. El trabajo en equipo se beneficia cuando las personas son conscientes de sus emociones y tienen herramientas para manejarlas, siendo el resultado un entorno más positivo, productivo y eficaz.
Dentro de la comunicación positiva y asertiva encontramos que la escucha activa es una potente herramienta destinada a favorecer que aquel con el que hablamos se sienta comprendido. Uno de los principales errores de la comunicación, es decir a los demás lo que tienen que hacer, juzgarlos o acabar contando nuestra propia historia, en vez de escuchar tanto el mensaje directo, como el mensaje subyacentente que el otro nos está dando. Esto implica escuchar y saber interpretar el lenguaje verbal y no verbal del otro.
Todos podemos aumentar nuestra inteligencia emocional, para ello debemos proponérnoslo y entrenarnos.
Sílvia Villares. Psicóloga
www.silviavillares.com